De paseo por Kansas Shitty.

miércoles

Todo lo que debería hacer es irme a dormir. Sería el único modo de aplacar este atanque de bostezos que me pegó muy fuerte y hace media hora que no para. Justo cuando estaba por empezar mi nueva novela. Media hora atrás.
Un poco de sueño puede dilapidar el trabajo de un genio que por los próximos años salvaría su economía a través de las palabras. Pero no pienso quejarme... Es que tengo mucho sueño.

Otra de las cosas que debería hacer es pensar en todo esto que viene pasando. Y en cómo y porqué las montañas rusas tienen una pendiente después de la subida... ¿No podía seguir yendo hacia arriba?
Pero luego de mucho reflexionarlo, entiendo que si el camino es siempre cuesta arriba, en algún punto la altura nos apuna. Y no hay claro pensamiento a demasiados kilómetros sobre el nivel del mar.

Una de las frases que más me rodeó las sienes por estos días fue "poné la pava y armate de valor". También se me ocurrieron algunas ideas que revolucionarían a la radio, pero como estaba escaso de papel, hasta para limpiarme el culo, ni me molesté en anotarlas. Digo, estaba en el baño, que es donde muchos de los más grandes pensamientos de la humanidad han sabido nacer.

También anduvo dando vueltas por mi cabeza (parece que es el único lugar por donde pueden pasear algunas cosas) un nuevo formato para todo esto... Porque es como si ya hubiera caducado el versito del blogger que abre su cybercerebro y escribe un par de líneas que parecen buenas.
Por ahí, la próxima entrada sea una columna de actualidad... Y ahí todos nos pegamos un tiro ¿no?

"Ni bien amainó la tormenta olvidó las promesas hechas, otra vez".

Mea culpa II

jueves

Por querer acribillar. Gen facho, repleto de odio. Por lidiar con gente de mierda, que se fabula posiciones de poder. De los que si ven un cartel que avisa "no apoyarse", van y se recuestan; rompen y se ofenden; critican y maldicen.
Cultivos de hostilidad. Fermento de la miseria. De los que destruiré en ficción.

A desperdiciar el talento y el tiempo en los mierdas. Veneno que, al morder mi lengua, infecta muelas y congela de dolor la quijada. Cuando debería guionar el funk. Mal humor familiar y malestar social... Estamos rodeados.

Maldad al pedo y una agria mirada que no permiten terminar de leer la nota que el pordiosero arrima explicando su pedido de ayuda en el reverso de un volante ferretero.
¿Son mucho o poco diez pesos?

Si garpa leer.

viernes

Porque siente que no está asimilando información, sino dándose "pases de data".
Además, así puede ponerle música aleatoria a ésa anécdota del paseo por las disquería de los ´90, aunque el resultado sea tararear Save Me. Porque algo le sonó a eso.

Y sí, la lectura la vive dispersa. Si en un parate momentáneo puede encandilarse al ver con el amor que caminan abrazados dos aldultos con algún retrazo, es porque siente que una mínima dosis de Déficit de Atención, está bueno (aunque se vea obligado a rechazar la sugerencia de dos féminas con el saludo cambiado al centro de la cara).

Y las palabras que envidia lo llevan al mundo de la imagen. Y a pensar en espacios multimediales, conm fotos a modo de booklet, libros del tamaño de una foto... Y así.
Pero recuerda los bardos de la financiación y toda esa pelota. Y desiste.

180 giros.

miércoles

Unas secas. Luz tenue. Ella va y viene. Yo sigo muy cómodo dando algunas vueltas sin moverme de mi lugar, un poco en el suelo, un poco no. Ella sigue yendo y viniendo. Confunde el release con los outtakes con los que musicalizo el momento (iba a poner "velada").

Gambetas e indecisiones. Gustos y sabores. Un par de secas más y una cerveza que mucho no me gusta. Pero no aguantó el ensayo de Red Houses, que son como diez minutos de blues a pedazos y algunos parates. Y pidió una canción inmigrante... Le dí el "okey", y algunas cosas más.

Y mientras el bajón enfriaba su variedad, descubrí mi sensatez en pleno vuelo.

Mea culpa.

domingo

La onda es no pensar más. Y escribir para contarte esto (a mano, poca velocidad) ayuda a concentrarme en qué palabra poner después de la anterior y distraerme de lo que realmente me trajo hasta acá.
- Una clienta entra y me mira intimidada, dándole más bola a este pergamino que a lo que vino a buscar... Esto debería llamarse "preámbulo de una distracción", porque con pocas palabras estoy dando bastantes vueltas. -

Lo cierto es que me encuentro con veinte años de pequeñas/grandes angustias. Casi todas ellas existenciasles; pocas situacionales. Aunque son situaciones puntales las que me llevan a plantear cómo llevo a cabo mi existencia.
Ya duele la frente por el ceño fruncido, y el alma por el corazón preocupado. Porque es mi realidad, y la del entorno, la que pareciera verse cada día más complicada. Y quizás, sea muy largo de explicar en estas líneas (sniff!), entre proyectos que siempre serán proyectos y socios (sucios) que siguen sin bañarse.

Es que pasan tantas cosas en algo más de dos horas en Atención al público. Desde los delirantes que preguntan por tallarines y ravioles en una panadería, hasta encontrarme reflexionando sobre los porqué de los resultados de la primera fecha del Turismo Carretera, o darme cuenta de que estoy escribiendo sentado en el inodoro en una de esas forty-minute-cago-session que no se disfrutan sin un bidet a culo (¡qué buen invento!)...

La onda es no pensar más. o distraerme con alguna emoción dispersa, entregada por una nota sobre el Negro de Mierd-rosario... Quizás ahí, la segunda pena de la que toravía era mañana (de "morning", no de "tomorrow").
Porque la primera es de esas que, como las terceras en adelante, tendrán próximas repeticiones en una historia de nunca acabar (2-1 fue el score de ayer) - o de no acabar lo suficiente -. Aunque ya no sé si reemplazo el querer por acabar, o si esto no se acaba porque no quiero. O no puedo.

- CÓMO BAJÓ EL NIVEL -

Charla de viejos.

lunes

- ¿Por qué un viejo debe morir?
- Todos debemos irnos tarde o temprano. Pero en los mayores, por una cuestión natural la pulsión de muerte es mayor.
- ¿Pero hay que degradarlos hasta mandarlos a un asilo?
- Hay que brindarles calidad de muerte... Digna y sin sufrimiento.
- Es una cagada lo que estás diciendo.
- Pasa que tus dudas nacen desde el planteo más antiguo de todos: "por qué".
- Sí, pero ¿por qué (!) todos ven mal que un viejo haga cosas de jóvenes? ¿No están en todo su derecho?
- El derecho lo tienen. El concepto es igual para todos, de ahí la igualdad como derecho. Una parajoda ¿no?
Pero lo que vos planteás no corresponde al orden natural y vital. La realidad humana, no contemporánea como sociedad, sino como especie, dicta una lógica única... En literatura: principio-nudo-descenlace. En matemática: planteo-procedimiento-resultado. O sea, nacimiento-vida-muerte.
- Sí, pero si quieren, pueden hacerlo. Digo, vivir como jóvenes.
- Todos podemos querer muchas cosas. Como que nos salgan alas y volar. Pero tu lógica es de un idealismo que, aunque admirable, está errado. Tiene el foco en un lugar equivocado y común a muchos que es el deseo de un mundo mejor. Esa premisa, que tiene base en una conciencia alternativa, posee escapes de razón sobre el realismo. Es muy linda para pensar con los ojos cerrados y los oídos tapados. Aunque la mierda siga oliendo igual.

Ambos de ponen de pie y abandonan el banco en el que estaban. Siguen caminando juntos pero en silencio. Uno de ellos tiene más de ochenta años y el otro menos de setenta... La enredadera tapa los cuatro contrafrentes del pulmón de manzana. La abundante vegetación y el aroma a lirios hace olvidar lo gris de la edificación en la que se encuentran y el olor nauseabundo que existe puertas para afuera.
Cuando alzan la mirada la enfermera los llama.

Hoy: Forros.

domingo

"Y vamos a hablar de ellos porque abundan en todas partes del mundo. Pero no daremos lugar a estafadores, embaucadores, asesinos por el mero arte de matar, ni tampoco de aquellos hijos de mil puta que gozan con la maldad. ¡No, no, amigos! Porque hay un tipo de forro que parece no estar catalogado aún por las vastas listas de adjetivos que la RAE nos ofrece. Con el sólo tag de "forros" parece alcanzarle..."

Yo los llamo "los mierdas". Basuras que tienen un odio por cierto suceso de su vida, a tal punto, que se vuelven odiables de una manera muy básica. Les duele no ser el pleno centro de atención y siempre buscan saber más que el resto aunque no tengan puta idea de lo que se habla. Se cierran en su no razón y buscan con vehemencia proyectar todas y cada una de sus miserias en el prójimo, quien descansa en una tranquilidad aparente que lo ayuda a sobrevivir. Lo reconocen como el ser más débil de la mesa y fijan su blanco. Creen ser letales.
Sus boludeces crónicas y la importante falta de argumentos los hacen reconocibles al ojo entrenado, mas pasan inadvertidos para otros. Aún así, hay un tercer tipo de agente externo que reconoce todas sus características mierdiles y busca mantenerlo cerca sólo como una utilidad momentánea.

El objetivo del especimen es destruir. Brindarle al mundo toda su peste porque el mundo nada le ha dado a él, más que algún rasgo de fealdad, incapacidad... O buscan una simple venganza secreta de la mami que no cantaba su arrorró.
Desde la perspectiva del mierda, en su camino lo que es construcción ajena, debe ser dinamitado. Miran de reojo una virtud que no les pertenece y le buscan hasta el más mínimo defecto (porque las virtudes, gozan de defectos) con tal de arrojarle invalidez a quien comparte su mesa, y por supuesto, arruina su plan de atención ilimitada a cualquier costo.
Y aunque se saben peores que el resto, los momentáneos delirios de grandeza los colocan por encima de la media, y eso les da una perversa emoción, completando así un círculo vicioso donde siempre son las víctimas.

Los mierdas tienen muchísimo miedo latente por las cosas menos importantes. Asuntos que para ellos son dignas del Día del Juicio. Y su sentido de pertenencia, aunque vapuleado en la niñez, hoy gana en percepciones que van más allá de la aceptación general. Matan por la idolatría y son capaces de arruinar a fuerza del boicot amistades, grupos de trabajo... Caretean hasta el saludo, y la plena tranquilidad, nunca tocará sus puertas.

Intimidad.

sábado

Es hora de ponerse a trabajar. Cerrar, no el capítulo, pero sí la vibración que me llevó hasta donde estoy. Poner a cargar los teléfonos, frotar los ojos con fuerza, para despertar un poco más, y mirar al rededor viendo que todo está igual que antes...

Algunos miedos, unos deslices. El sonido latente de las mentiras que me inundaron los oídos e hicieron de esta vida un pasaje al invierno (infierno).
Ya no sirve pasearse por la casa con el jean gastado y caído, en ojotas y en cuero, mareando una botella de agua fría, porque lo que recuerdo me sigue calentando. Más allá de todo lo que pueda tapar con alguna memoria interna (eterna). Porque pienso en estas retóricas gastadas y los deberes que hago a medias, y los incumplimientos que surten efecto en cada día que paso acá sentado. Son documentos cabizbajos de más horas de las que pudiera soportar, pero que, acosumbrado ya a algunos dolores y pasiones zurdas-derechas, se hacen boleto de todos los días, aunque el aumento de la tarifa nos haya liquidado a todos.

Lo que me tiene mal es la mentira. Y la posibilidad de tener que vovler a vivirlas... Espero que su entendimiento sea tal, que haga ver cuán desgarrado terminó todo lo que me compone ("corazón" suena tan pavo).

When the past recedes...

Sin jugar con su nombre.

viernes

Vino hasta acá buscando esas cosas que no dije. Pasó por estos lares para encontrar cada palabra que podía leer en mis ojos. Pero que por el dolor, la angustia y la incredulidad hacia sus sentires-pensares-haceres, no dije.

Sabe que mi bienestar existe a cada beso, y no a cada recuerdo de lo que vendrá.

Por eso busca que hable de ella. O al menos pregunta.
Indaga sobre qué dije aquí sobre el pasado en común y, en silencio, cuándo hablaré en (o del) futuro perfecto.

Y por más que trate de recordar cada línea que vino a mi cabeza en esos instantes increíbles - a veces no creer no está bueno - sostengo lo que alguna vez me guardé pensar: lo mejor que uno tiene para decir, no tiene por qué ser escuchado por nadie.

Aunque escribir por acá cómo viene la mano, sería una falta de respeto.