Fundación de los malamores.

martes

Uno de los personajes tradicionales de la 'commedia' en los tiempos del Imperio romano era una suerte de bufón, que vestía ropas estrafalarias confeccionadas con tela burda, que se usaba para recubrir los colchones de paja, que satirizaban su figura.

En su interpretación, este actor parodiaba la labor de los herreros, que respondían a las órdenes de los generales, que trabajaban satisfaciendo las necesidades bélicas del emperador. Tenía un palo envuelto en su punta de trapo con cascabeles, que hacía las veces de falso martillo.

El bufón, padre biológico del payaso, acababa por volverse loco, dado que su herramienta no cumplía con su función, que era golpear el metal, que hacía a los elementos de la guerra. Y en medio de su locura, el 'pagliaccio', terminaba por tener líneas de diálogo con su parodia de martillo, al que llamaba Giocattolo, y con quién acababa por tener pasos cómicos donde el actor hartaba su paciencia y jugaba al malabarismo con la herramienta, producto de su locura laboral.

Así, en el mundo occidental, gracias a la muestra de entretenimiento que vivía el bufón con su fallida herramienta, a todo objeto que signifique distracción se lo denomina de la forma que indica lo etimológico del juguete: antiguo término que significa "herramienta".

Todo juguete es considerada la herramienta del poder de distracción, o divertimento, del ser humano. Aplicándose así también a las personas que durante sus momentos ociosos juegan, con otras personas.

Algunas raíces.

viernes

Llegué robándole metáforas a la ruta. Entre los árboles con hojas de algodón y las princesas vestidas de novia que me recibirían al llegar… Un lugar llamado Ockmonick y el único pool del centro cerrado hace varios años. Lugar donde estar para escapar.

Creo que todo el viaje se resumía a conocerla. Sin importar por cuánto. Estar significaba y explicaba todo. La canción del dolor abrió las puertas a un encuentro parado hacía diez años, con bichos de hostilidad como agentes separatistas, y dejó libre la casa a la virtud de todos los perdones.

Increíble el azul de sus ojos y la música de su sonrisa. La calidez en mis brazos al tenerla conmigo y la paz para el hogar cuando juntos nos quedamos, mirándonos y riendo.

Pensar que dio sentido a la vida de una señora. Su bisnieta es el Jazmín que siento cuando le beso la frente a este angelito ojos de mar que ya me adoptó como su tío y ganó mi corazón con tres meses de respirar, dos días de jugar y un ranchito por construir.

Y sí... extremadamente maricón me dejó la mocosa. Regalo: Jazmín

Overture (out)

lunes

Estrellas, relojes cu-cú, y la foto de un amigo con medio gesto de sorpresa y otro medio de espanto. Imaginé que era por mi cara: chocolate everywhere… Pero estaba en mi casa, y lo más raro de todo esto es que ya no chorreaba sangre, sino alergias. Tenía un ardor helado que concentraba un poco de hinchazón en el tabique y no me dejaba respirar del todo bien. Pero al menos estaba en casa.

La tarea era ahora buscar algo con qué limpiarme. Estaba ensuciándome el pecho. Ya no tenía ropa, ni el sentido común activo. Después me dí cuenta que estando en mi casa, lo más fácil del mundo era buscar pilchas en el placard y listo. Pero el tema es que la música seguía estando. Eso me distraía.
Aún sonaba a blues tristón que yo ya conocía, pero que me ponía en la situación de ‘la punta de la lengua’…
Caminaba por casa buscando un pañuelo, servilleta, repasador o toallas, ¡lo que sea! Pero quería dejar de hacerme un enchastro encima que me trasladaba en el tiempo a las épocas en las que el puré de zapallo terminaba más en el babero que en mi estómago. Y cuando me desconcentré de la búsqueda y entré en la caminata del recuerdo ulterior… ¡zas! (no, no me golpeé un dedo del pie con la puerta) un pañuelo. El doblado hijo de puta estaba escrito…

sé del verde dolor, de un camino tal vez. sé que hay gente que cree.
mas de vos ya no sé.
sé que hay muros sin luz. sé que hay ríos de miel. sé que cuesta crecer.
mas de vos ya no sé.

(no tengas frío, tea for one.)

Alguien estaba sabiendo algo que yo no. Y eso me molestaba. Pero ya no me sangraba, ni moqueaba mi nariz. Así que escuché mi propio llamado a lo lejos y al darme vuelta ya estaba en la terminal, esperando a irme, releyendo un libro en el piso y contra una pared.
Había demasiada gente y no sabía si entre el bullicio y mis propios pensamientos, más la música en mis oídos, la razón encontraría un lugar entre el ruido…

Como siempre, en capital, había sacado noventa para viajar. Sabía que el chancho no subía a la hora en la que iba a trabajar, y así podía tener diez centavos para regalar en el camino de San Martín a Retiro… Y estando tirado con el libro en la mano pasó la nena de las hojas pidiendo monedas. Le dí lo que necesitaba de mí en ese momento y ella me regaló un gestito y un papel.

sé de niño mayor, sé del viejo revés, antes fui y hoy no soy.
mas de vos ya no se.

quizá un día, tal vez, nos volvamos a ver, si es pa'mal o pa'bien:
eso ya no lo sé.


Para cuando terminé de leerlo, la terminal estaba vacía, a pesar de la fecha, y el altavoz anunció mi salida…

busco y trepo al cielo revolviendo un viejo ayer. ¿dónde está tu voz?
¿dónde fue?

(buenos aires – paraná con una escala)

Overture (in)

viernes

Entré caminando a paso de blues, triste, de crossroad. Forzado y estúpido. Con garabatos (que son pedazos de algo) en las paredes. Pareciera que me guiaran. Como si quisieran decirme algo, o hacerme decir algo… No los entendí.

sé del sol en mi piel. sé del pelo que fue. sé del mar con su voz.
mas de vos ya no sé.

sé del viento traidor, del amigo que no es. sé que puedo querer.
mas de vos ya no sé.


Me digo de seguir a mis pies. Les ordeno que me lleven a algún lado. Pero como las zapatillas de Otto, me miran, murmuran algo, y se cagan de risa. No tengo más que bostezar bien fuerte.

Cuando despierto de la pereza veo que tengo el sillón más cómodo del mundo esperándome. Las paredes ya desaparecieron y el piso es pasto brillante. Como si lo hubieran lustrado.

Contento por el hallazgo voy derechito a tirarme un rato. Ni él, ni yo, podemos esperarnos. Tiene que ser inmediato y corro hacia mi pachorra. Pero sin mis anteojos no ví de lejos que me esperaba un sobre titulado ‘cómodo como la pared’. Lo abrí…

busco y trepo al cielo revolviendo un viejo ayer. ¿dónde está tu voz? ¿dónde fue?

Escuché un grito parecido a un gruñido orgásmico, aunque sin género, y sentí que al levantar la vista del pedazo de papel, algo me rompía la nariz...