Anocontranatura.

viernes

Eso es lo que pasa cuando querés volver el tiempo atrás y hacer todo de nuevo. Te sale como el culo. Sin excepciones.

La vida es una sucesión de hechos a lo largo del tiempo donde uno es el protagonista de la película. Los hechos se suceden, no retroceden. Ir contra-natura es una patada en los huevos de tu kharma y así todo se va al carajo una vez más (si es que estás reincidiendo).

Y cuando menos lo pensás, el creador de toda mística que rodeó tantos años de tu vida, juega con tus sentidos como lo hago yo con las palabras. La conjunción de tantos momentos a los que no podés gambetear para decir "ja! vieron? no existe tal cosa como EL timing". Todo pasa en un mismo instante: el punteo, la lectura de la noticia, un simbolismo satánico, la premonición, la emoción, y la ex-critura.

El próximo gran invento.

Cada tanto vuelvo a pensar que debería tener un grabador conmigo todo el tiempo. Que de hecho lo tengo, pero es de los que perpetúan (o no) la voz. Y el próximo invento del siglo debería ser uno que te grabe lo que pensás. Porque no siempre tenés un pedazo de papel o una notebook como para ponerte a exteriorizar lo que estás sintiendo, pensando, cagando; en ese momento.

De pasar a caminar casi de la mano con ella, tenés un instante de comunicación y después casi que ni se conocen... Parece historieta repetida ¿no? Pero por ahora ni historia es. Muere en lo que pasa por mi cabeza (o en otra, no sé), pero la mano está dada de esa forma.
Y aunque nunca fui de tener todo lo suficientemente claro como para avanzar o retroceder (bueno, para retroceder, sí), no sé de qué la juego, ni en qué lugar estoy parado.
Me gusta, y me gusta, y me sigue gustando estar ahí. Sé que puedo pasarla mejor, y sé también que mejor no la puedo pasar de no estar ahí.

No sé qué onda, más allá de querer despuntar un poco el vicio/necesidad de quedarme acá diciendo un par de cosas a la nada.

Y tampoco sé por qué Puerto Madero me sigue viniendo a la mente como una imagen recurrente.

Hoy.

jueves

Hoy me senté otra vez a ver qué sale.
Aunque no tengo ganas de que esto empiece a convertirse en una suerte de diario personal y pelotudo, porque termino detestando a los salames que lo hacen... Escriban una ficción, invéntense una novela con las cosas que les pasan. No se les cae una idea a los hijos de puta.


Igual a mí tampoco. Nunca dije no ser un hijo de puta.

Dicen que dicen.

Dicen que hay que estar tremendamente drogado, o absolutamente deprimido para venir por estos lares.
Ver cómo otro se apodera de las palabras y las usa en beneficio propio es tentaror, y quizás, sea por eso que esté acá esta noche. Como nunca esta noche y como siempre que alguna vez miré mis manos mechar letras tan rápido que ni ellas mismas podían entenderlo.

Supongo que la sinapsis hace que cada vez que uno anda por esos charquitos repletos de mierda, la mente se vuelva más poderosa, creativa y altiva.
Llegando quizás a alguno de los recónditos paraísos de aquellas musas y canciones, y emociones, que hicieron de las palabras momentos con tanto y tan poco sentido que algún ápice de satisfacción apareció al mirar lo que la misma mente escribió; pueda ir a algún lado.

Todo es sobre escribir y hacer las cosas bien. Pero nadie las hace bien. Aunque veo todo el tiempo a aquellos que tienen al kharma quietito y en armonía. Ellos sí que la pasan bien. Son los que entendieron todo. Y se merecen estar donde estan. El beneficio de la satisfacción y el trabajo bien hecho una vez más. Y por lo que se ve, al final sí que hacen las cosas bien. Son unos tipasos. Los admiro y los envidio.
Sí, el síndrome del piojo resucitado y de ése mediopelo porteño sigue vivo en mí, aunque nunca hablé de él tan biertamente.

Una pausa es capaz de aniquilarte cualquier instante. Y todo escollo superado se vuelve pico de montaña una vez más...
Porque cuando se empieza a dudar de lo que uno mismo está diciendo, amigo, ´tas cagado. O se te fue todo al carajo, o realmente tenés que estar como esos boludos que vociferan que tenés que estar high para poder sentarte y hacerte el Bukowsky.

Ya el sueño invade y sería más cómodo hacerse una paja, tomar lo que queda de la sopita e irse a la cama porque de pronto el tiempo se fue al diablo (y el fucker no piensa devolverlo).