Un triple en el bocho.

lunes

Antes de la mitad de la noche se alteró la realidad. Algo succionó el ruido de su aire y lo despertó como de un tirón. Ya no había más oscuridad. El sol había cambiado su rostro por uno mejor.

El fotograma lo empujaba saliendo de un zaguán. Con la frente transpirada, pero limpia. Era época de tarareos porque no dejaba que se le escapen las melodías del cerebro.
Salía de El Rancho con media luz, camino a la diagonal. De ahí al cronopio de la pared que siempre le roba las miradas y donde se queda estudiando cada parte del stencil… ‘so I’m packing my bags for the misty mountains’… Es en todo lo que podía pensar cuando miraba al horizonte artificial entre las luces altas que vienen de frente. Imitaba todos los instrumentos en el aire y sus poses correspondientes. Parecía feliz.

El bondi agarró un pozo y le pegó la cabeza contra la ventanilla. Se había despertado.