Some jazz requires company

domingo

Llega la troupe rutera. El ambiente es espacioso y londinense. Aunque por suerte no hay brit, ni paneles pintados con colores bobos... Somos tres y no de acá. Por lo que entrar en confianza no es muy fácil. Pienso en laburos y otras cosas que me recuerdan este lugar en el que nunca estuve, pero que nos permite sentirnos parte.

Interrumpe el ingreso una oferta pagana que dicta una admisión de "mínimo una seca. Sino no dá". Al aceptar, estoy solo otra vez. Como cuando salí de casa.

Me sumerjo en la barra sin molestarme por buscar a los guardianes que trajeron mi semblante hasta acá. Sé, muy dentro, que seguramente ya cumplieron con su objetivo, o encontraron algo que yo no (busco).
La conversa fluye y cita a grandes filósofos contemporáneos.

Pero toda clave acuerda en que el amor, está hecho de pequeños oidos (buenos-polvoslodos-aires).