Overture (in)

viernes

Entré caminando a paso de blues, triste, de crossroad. Forzado y estúpido. Con garabatos (que son pedazos de algo) en las paredes. Pareciera que me guiaran. Como si quisieran decirme algo, o hacerme decir algo… No los entendí.

sé del sol en mi piel. sé del pelo que fue. sé del mar con su voz.
mas de vos ya no sé.

sé del viento traidor, del amigo que no es. sé que puedo querer.
mas de vos ya no sé.


Me digo de seguir a mis pies. Les ordeno que me lleven a algún lado. Pero como las zapatillas de Otto, me miran, murmuran algo, y se cagan de risa. No tengo más que bostezar bien fuerte.

Cuando despierto de la pereza veo que tengo el sillón más cómodo del mundo esperándome. Las paredes ya desaparecieron y el piso es pasto brillante. Como si lo hubieran lustrado.

Contento por el hallazgo voy derechito a tirarme un rato. Ni él, ni yo, podemos esperarnos. Tiene que ser inmediato y corro hacia mi pachorra. Pero sin mis anteojos no ví de lejos que me esperaba un sobre titulado ‘cómodo como la pared’. Lo abrí…

busco y trepo al cielo revolviendo un viejo ayer. ¿dónde está tu voz? ¿dónde fue?

Escuché un grito parecido a un gruñido orgásmico, aunque sin género, y sentí que al levantar la vista del pedazo de papel, algo me rompía la nariz...