Hoy: Forros.

domingo

"Y vamos a hablar de ellos porque abundan en todas partes del mundo. Pero no daremos lugar a estafadores, embaucadores, asesinos por el mero arte de matar, ni tampoco de aquellos hijos de mil puta que gozan con la maldad. ¡No, no, amigos! Porque hay un tipo de forro que parece no estar catalogado aún por las vastas listas de adjetivos que la RAE nos ofrece. Con el sólo tag de "forros" parece alcanzarle..."

Yo los llamo "los mierdas". Basuras que tienen un odio por cierto suceso de su vida, a tal punto, que se vuelven odiables de una manera muy básica. Les duele no ser el pleno centro de atención y siempre buscan saber más que el resto aunque no tengan puta idea de lo que se habla. Se cierran en su no razón y buscan con vehemencia proyectar todas y cada una de sus miserias en el prójimo, quien descansa en una tranquilidad aparente que lo ayuda a sobrevivir. Lo reconocen como el ser más débil de la mesa y fijan su blanco. Creen ser letales.
Sus boludeces crónicas y la importante falta de argumentos los hacen reconocibles al ojo entrenado, mas pasan inadvertidos para otros. Aún así, hay un tercer tipo de agente externo que reconoce todas sus características mierdiles y busca mantenerlo cerca sólo como una utilidad momentánea.

El objetivo del especimen es destruir. Brindarle al mundo toda su peste porque el mundo nada le ha dado a él, más que algún rasgo de fealdad, incapacidad... O buscan una simple venganza secreta de la mami que no cantaba su arrorró.
Desde la perspectiva del mierda, en su camino lo que es construcción ajena, debe ser dinamitado. Miran de reojo una virtud que no les pertenece y le buscan hasta el más mínimo defecto (porque las virtudes, gozan de defectos) con tal de arrojarle invalidez a quien comparte su mesa, y por supuesto, arruina su plan de atención ilimitada a cualquier costo.
Y aunque se saben peores que el resto, los momentáneos delirios de grandeza los colocan por encima de la media, y eso les da una perversa emoción, completando así un círculo vicioso donde siempre son las víctimas.

Los mierdas tienen muchísimo miedo latente por las cosas menos importantes. Asuntos que para ellos son dignas del Día del Juicio. Y su sentido de pertenencia, aunque vapuleado en la niñez, hoy gana en percepciones que van más allá de la aceptación general. Matan por la idolatría y son capaces de arruinar a fuerza del boicot amistades, grupos de trabajo... Caretean hasta el saludo, y la plena tranquilidad, nunca tocará sus puertas.