Sin jugar con su nombre.

viernes

Vino hasta acá buscando esas cosas que no dije. Pasó por estos lares para encontrar cada palabra que podía leer en mis ojos. Pero que por el dolor, la angustia y la incredulidad hacia sus sentires-pensares-haceres, no dije.

Sabe que mi bienestar existe a cada beso, y no a cada recuerdo de lo que vendrá.

Por eso busca que hable de ella. O al menos pregunta.
Indaga sobre qué dije aquí sobre el pasado en común y, en silencio, cuándo hablaré en (o del) futuro perfecto.

Y por más que trate de recordar cada línea que vino a mi cabeza en esos instantes increíbles - a veces no creer no está bueno - sostengo lo que alguna vez me guardé pensar: lo mejor que uno tiene para decir, no tiene por qué ser escuchado por nadie.

Aunque escribir por acá cómo viene la mano, sería una falta de respeto.