Bodhisattva.

domingo

Todos los manuales para esconderse. Todas las razones para huir. Esas respuestas que no va a dar. Todo parece cuadrar.
No quiere hablar de un 'ella', porque no quiere identificar a nadie que no lo merece. Porque perdió su tren, porque el boleto no sacó, o porque el espejo se rompió.

Prefiere bostezar. Sabiendo que, aunque escasean las ocurrencias y las inoportunidades, el camino sigue delante de los ojos, y no detrás de la memoria. El significado lo es todo, aunque no cueste nada.

Cableando ideas en el trabajo recuerda salir de la estación del subte escuchando el mismo tema y cruzando la calle sin mirar. Un poco concentrado en dar el paso con el beat, y otro poco pensando si la sombra atrás de la puerta era una mancha más en la oscuridad.
Por más que suene tan personal que ni se entienda. No son palabras al azar. Ninguna de ellas.
O al menos eso dice al escupir sangre después de cada paliza.