Dormir ocho horas a veces no es imposible. Sólo hay que saber acomodarse.
Igual que cuando uno se acostumbra a ciertos olores, llegando al punto de no reconocer el disfrute, del padecimiento. Pedos que saben a huevo. Fumatas curiosas.
Paredes de cabotaje. Mirás alrededor y sabés que no es el lugar donde tenés que estar. O por lo menos no donde necesitás.
Búsqueda de un nuevo espacio. Pulcro de algunas mugres. Aunque todo lo que brille sea por un reflejo.
El sueño puede ayudar.
- Adivinanza: no es psicótico, pero crece. -
Bourgeon.
viernes
Publicado por Manolo's en 0:21