Se me vuela el sombrero.

miércoles

Dejo un cuento de Bukowsky a medio leer (lo único que espero es que no se me vuelen las hojas).
Siempre quise escribir en la cubierta de un barco. De casualidad tengo un Trampled Underfoot que acompaña, pero no de la mejor manera. Unos gringos sonríen al verme tomar nota, mientras pelean con el viento para encender un pucho.


Estoy en un punto del río en el que no se puede ver una costa, sin mirar al otro lado y observar los edificios de la otra.

Pero creemos un poco de ficción...
Me gustan las postales que ofrece la cubierta del barco con este día nublado (no sé en qué momento podré transcribir todo esto). Soy el único ocupado en una birome. El resto se apareja, o ve jugar a sus hijos con el vaivén del agua que todo lo mece. Sólo un par de despistados tienen la vista metida en alguna lectura.

Pero me gusta que así sea (mientras aplasto un dulce regalo).
Lo inestable del tiempo deja sólo a los lunáticos e inconcientes sentados a la intemperie. Estar abajo es muy aburrido. Además el (des)aire acondicionado no refresca una bosta. Acá está lindo, si sabés cómo abrigarte.

Pero creo haberme concentrado más en contarte esto que en disfrutar en del momento más lejano del bosque: en el que ya no se puede entrar más, sin salir...


"VOLVIMOS, ¿VOLVISTE?"