il ritorno.

miércoles

despega el avión, y sus átomos dejan el suelo una vez más. ya hace un par de semanas se alejaban de su lado para llegar a un nuevo mundo. viejo en términos cronológicos, pero intrigante y novedoso para los pocos años vividos. años que cargaron de misticismo a la habana con el correr de las lecturas y de las clases de historia.

parada de frente a la plaza no pensaba en otra cosa que no fuera volver. y le parecía increíble, mientras trataba de dormirse por la aerofobia, estar sentada en la ruta del retorno. había pasado poco tiempo desde una despedida impensada. con más lágrimas insensatas que otra cosa. en tiempos de corazones-en-la-mano.
pero tras el sueño del último beso ya estaba de regreso y veía a gran velocidad cómo pasaban una a una las líneas en el asfalto y así sentía que dejaba atrás una experiencia inolvidable.
saludó a sus seres queridos y entró a bañarse.

las sábanas caen al suelo, y una de sus pesadillas recurrentes de un salto escapa por la ventana. hace calor en la madrugada y hace fuerza por no olvidarse qué motivos tiene para despertar una vez más. pero ya no va a poder volver a dormirse. el resto de su noche va a estar dedicada a dar vueltas sin moverse de su lugar. tampoco sin pestañar. así es como va a amanecer con los ojos secos, recordando la cantidad de llanto el día de la partida. la caminata por liniers, solo. rechazando la invitación de un auto, y jugando un último partido de pool con un amigo que ya no es.
el día es un pasaje de horas sin recuerdos. llega el viejo que lo tira hasta el barrio. con las flores en la mano se acerca a la puerta y toca el timbre. la primer puerta se abre, y por la endija de la pequeña ventana del umbral de la vereda espía buscando su rostro del otro lado... recién la verá cinco minutos después, cuando salga de bañarse.

miedo en el trabajo

lunes

me llegó el aviso amigo de que Él estaba atrás del escenario. sentado. acompañado por su representante y un miembro de su nueva crew. con más gente alrededor. pero solo.
esa postal pude verla después de violar algunas facultades de los accesos restringidos y así poder pautar una nota grabada, micrófono en mano y luz de cámara. primero interrumpí a su nuevo músico, y me avisó que por Él, hablara con el enfermero que acompañaba al paciente abandonado inyectándole éteres. y así fui al encuentro de una figura a la que todos alguna vez amamos o criticamos, pero nunca ignoramos... y no pude más que sólo darle la mano. Él fue Fantasma.
por supuesto negocié. fue cortés. pedí por favor con amabilidad. agradecí. no recuerdo si volví a mirarlo, y me fui.

mi (ya-no-tan-nuevo) trabajo me dio la gracia de de mezclarme de a ratos con gentes que se podrían suponer inalcanzables. pero ésta era la gema. quizá más por el amarillo de las intenciones del medio que firma mi recibo de sueldo, que por el reconocimiento a la verdadera maestría de quien es quién es. el ídolo que cayó y busca regresar. anguila moribunda que es carne de carroña. y que como presa deteriorada esperé a que me sea servida en bandeja. y me fui con las manos vacías.
un poco por negativa, un poco por elección... porque una vez adentro sentí que jugar el juego no era limpio. y que acosar a un paciente en pleno proceso de recuperación, es más grave que una estupidez.

volé hasta acá para poder bañarme del mal sabor de boca. y mirar por diferido si la panza les queda llena.

sin título no.2

martes

noviembre nunca fue tan lluvioso. desde la ventana de la oficina giro la cabeza y no veo más que asfalto mojado. ya no hay más gente que camine abajo del agua. sólo veo adoquines tapados con trapos que le escapan a la erosión. miserias y mugres flotan por las ranuras de la calle. y entre 

burbujas algún gusano busca sobrevivir ahogando a una hormiga que pasaba por ahí, pero rápido los pierdo de vista. 
dicen que en este mundo, los árboles crecen diez centímetros por cada diluvio...

la lluvia no es lo que yo esperaba cuando era chico y sentía las gotas golpearme en los ojos con una sonrisa bien grande.

¿habrán escrito, los griegos, sobre la lluvia y las ondas del agua cuando un pie busca afirmarse?


voto desierto

lunes

'...yo conozco hipócritas que hablan de dictadores, cuando ellos sostienen el monstruo depredador...'

a los nadies:

yo no voy por su vereda, ni cruzo ante la orden.
rompo las cadenas de todo tipo de conformismo de falsa academia.
la universidad está en la calle, la ruta, la vía.
y en la experticia del movimiento.

la enseña se profesa desde el amor que veo en sus ojos
llenos de las lágrimas de la estupidez
de la ilusión rota
de la mentira
y de la farsa.

lejos de la promesa y la ilusión,
anticuado en modo, forma, y fin.
que dice admirar y respetar a quién siquiera puede mirar al ojo
porque el reconocido se arquea del asco.

los profesores están en casa
son el hogar de cada uno.
y donde ves sinceridad, para bien, o para mal.
que el peor mal no llega a la poca cosa que sale del recinto inútil.

no existe la cátedra que enseñe la integridad
de basuras con título para desinformar.

mi ira no sabe de enemigos,
sino de amor a la libertad.

niño, no seas tonto.

miércoles

tengo un amigo que la viene limando. pero me encuentro en la encrucijada de buscar ayudarlo para que rehabilite su malestar, o dejarlo que vaya solo para el camino que elija, si es que ése camino lo sigue mandando a escribir y crear cosas como lo viene haciendo. 

su apellido es Creativo. como si fuese un mandamiento karmático que le dijo 'pibe, vas a tener que sufrir para hacerle honor a qué sos, de dónde venís, y hacia dónde tenés que ir. no queda otra. a joderse y a seguir creando'. 

+ no es fácil tomar distancia y dejar que otro genio muera envuelto en una vida feliz y placentera. carajo! tiene que parirla! 

- que haya un término medio probablemente sea lo más adecuado para que su cabeza no estalle en mil pedazos. y que las lágrimas que seque, sean las que caen por culpa de la cebolla que pela para condimentar la comida de sus hijos y su familia feliz.

veré qué hago... por lo pronto: Creativo, ¿no me inventás un final para esto?
un abrazo.

sin título no.1

martes

por ahí con este principio llegue hasta algún lado. vengo de tomarme uno de esos recreos matasueños que con un compañero de trabajo decidimos inventar de forma tácita, cada vez que el humo de la oficina no nos deja respirar más. él cuenta las partículas de pintura que forman la textura de la puerta del baño sentado en el inodoro. en el mismo lugar, yo trato de llevarme algo qué leer sin estar necesariamente con los pantalones bajos y haciendo la fuerza bruta. 

pero en estos días ando escaso de lecturas. las revistas tapaludas no me dejan sincerarme con mis ojos cuando quiero simular un asombrado interés por algo en particular. y así pasan las tardes.
pero cuando no me miento las pupilas, me aturdo un rato para que los rampantes (ahorrándome eufemismos) no hinchen las pelotas. 

trabajo a medias.

darle letra a los que a penas saben escribir es agotador día a día. son noventa minutos dedicados a la acefalía. desgaste.-desgaste.-desgaste-...desgasss.-des.----

Hablando del casual day

viernes

'....el sistema te deja hacerte el rebelde porqe sabe qe algun dia volveras entregando el upite. El comunismo/socialismo más qe un sistema político deberia ser una etapa madurativa del ser humano, que lo parió. No estaría mal... Etapa oral,  etapa falica, etapa comunista.'


Así despido mi semana. Gracias por tanto, perdón por tan poco.

el arte del barullo.

miércoles

La púa sigue haciendo ruido. Al principio pienso que es porque estoy moviendo los auriculares de acá para allá mientras voy y vengo. Entre que me siento, subo, bajo y camino... Tardo en darme cuenta que es así, y que el paneo es intencional. Le doy tanta bola como puedo, pero es difícil entender la prosa/slang de MD2. Pero no deja de tener su encanto.

Cuando por fin me siento, veo que está la tv prendida. Siempre lo mismo. Pero peor. Escucho los más grandes que me dejan pensando, y al escucharme a la distancia también me dejo pensando. 
Será que, como desde hace rato ya, no tengo nada por decir, que busco prestarle más atención a lo que alguna vez dije. 
Pasan los que tienen miedo, y avisan de su cagazo, para que cuidemos lo que decimos para no aumentarles el nivel de paranoia. Espero que sigan pasando, pero ya sin el temor de quedarse sin el pan y sin la torta. Y también espero que los que la tienen y no la dividen, empiecen a ceder. Porque si se tensa... se rompe.

Son muchas las horas en el reloj de arena más grande de todos. Y toda la espera es por volver a verla.

mentiras blancas para tiempos oscuros

martes

tomarse las licencias cuando es necesario pareciera un símbolo de sanidad. ver que al rededor los colores para pintar son siempre los mismos, y la orden es apilarlos en el mismo orden. 

la orden. el orden. sin lugares para números sin nombres, pero sí para caducos códigos de barras.

no es un mensaje anti sistema. es una recopilación de oscuridades obscenas que ninguna ventana a la que le dé el sol, puede podría iluminar.

no es un manifiesto tarareado en un clarísimo black-english. no soy lo suficientemente nike como para cantárlo en voz alta. aunque mi reputación me precede.

en mi vida el sol sale cuando ya es de noche en invierno. 

armstrong

lunes

los ojos se salen y van caminando a la cabeza. quieren que la boca diga lo indecible. que los dedos encuentren la forma de sacar las palabras podridas de tanto estar adentro. y cuenten que todo pasa en la cama. que la pepa está en poder descifrar los sueños. los sueños dormidos. los idílicos momentos de creaciones a futuro dejarlas a un lado, y sentado en la mesa analizar los sueños dormidos. dormidos. que ya bien claro están los que van con el ser despierto. abombado pero despierto.

aunque la hora vaya al revés.
y sólo quede que los ojos miren tanto el brazo que lo quiebren a fuerza de sílabas sin-su-sentido.


(saber callar es reconocer no estar a la altura).

'un caníbal de mi estilo'

miércoles

La siguiente es una historia contada, y prestada, por los pelos de mi almohada. Que por un caleidoscopio mira mis sueños cada noche. A ella, y a su máquina de escribir: Gracias.


(Voy sin religión pero fiel al destino y más aún a las señales. Mientras escribo suena esa canción y brindo por eso... por él, por mí, porque todo pasa por algo. ¿No creen?)

Carlos Gutierrez. 27 años. Soltero. 1,85 mts. 75 kilos. Contador, recién recibido. Hijo único de un matrimonio infeliz e infiel. Perchas siempre azules y una por prenda. Propietario de una burbuja, contrafrente, Corrientes casi Florida.

Día 1

(20.34) Llego a casa con un rinoceronte haciendo equilibrio sobre mi cabeza. Se me parte, no la soporto. Sólo alcanzo a tirar las cosas a los pies de la cama y me dejo caer.
Media hora más tarde el dolor no cesa, recién ahí me percato de las manchas de pizza en la cama. No me acuerdo cuando fue la última vez que cambié las sábanas, ni si tengo otras.

(1.12) Me quedé dormido. La tele prendida, el agua corriendo en el baño. Pelotudo, que pelotudo. Todo inundado, la que me faltaba. Salgo a buscar al portero y en el pasillo veo a los vecinos nuevos, tratando de abrir la puerta. Los saludo y mirando a la minita me llevo puesto al tipo. Me dijo la vieja del 2 "C" que habían estado de mudanza, ahora me acuerdo.

(1.45) La alfombra empapada, larga un olor a mugre milenaria. Le cierro al portero y voy directo al baño, me estaba re cagando. Recién ahí me puedo sentar a leer el Clarín. Pienso que 'vida de mierda' y me doy cuenta que siempre soy 'tan oportuno'.
Un grito rompe el silencio y mi profunda reflexión. Silencio. Otra vez.. ahora me doy cuenta que es más bien un gemido. Otra vez, es un hombre, algo así como un rugido (?) no sé, no lo puedo codificar todavía. Sí, está acabando. Mieeerda, la está pasando bien.

Día 2.

(23.36) Llegó a casa con Diego. Le cuento el episodio de la noche anterior, completo. Me pregunta si no será el del "H" que tiene bastante cara de pajero. No creo, tiene la cara y el aspecto pero no va a gritar como una nena. Además no estoy del todo convencido que se trate de un gemido. Los tipos no gritamos, no así por lo menos. Qué se yo.

(12.15) Bajamos a comprar puchos. Pedimos el ascensor y cuándo llega -para mi sorpresa- se baja la nocturna vecina nueva. Me sonríe y ahora que la veo acompañada... por otro tipo. Me quedo pensando.

(1.00) Vamos por la octava cerveza y hablando huevadas empiezo a escuchar ese grito otra vez. Lo arrastró a Diego al baño, se sienta en el inodoro con la oreja apoyada al azulejo.

- ¿Cuántas pornos viste en tu vida?
- Muchas, sobre todo cuando era pendejo.
- Bueno, en cuántas viste a un tipo gritar así.
- No sé... Es muy puto o esta mina es una bestia.

Día 3.

(22.56) Llego a casa con más ganas que nunca. No me pude sacar de la cabeza a la puta de la vecina. Todos los días un tipo diferente, raro que las viejas no hayan dicho nada. Viven al pedo y no sirven ni para ponerte al tanto de las dulces labores de la vecina nueva, que viejas de mierda. De todas maneras, no me la hubiera imaginado así. Mirala vos, que discretita. Me calienta mucho más.

(23.00) Timbre. Delivery. Me calzo las pantuflas, pido el ascensor. Abro la puerta y ahí está ella. Sola. Me mira con esa cara de zorra y me abre la puerta. No aguanto, entro y le trabo la puerta. La apoyo contra el fondo del ascensor. Ella se ríe y cierra los ojos. Yo la desvisto mientras respira con fuerza. Se acerca a mi cuello y siento que voy a explotar. Me abre las piernas y alcanzo a metérsela. Nunca había cogido así, nunca me habían cogido así.
'Ayyy la puta que lo pario!' Me mordió el cuello la muy perra. Siento que algo caliente me empieza a brotar y para cuando abro los ojos la tengo en mi entrepierna. Me la chupa, se la traga entera. El placer es inmenso, me desgarra. Empiezo a sentir dolor, cada vez se hace más fuerte y cuándo me quiero dar cuenta estoy gritando. GRITANDO. Tengo la remera ensangrentada, tengo la entrepierna ensangrentada. No puedo creer, me la arrancó. ME LA ARRANCO.
Pero ya no veo bien, el dolor me aplasta la cabeza. Ahora me arrastra de las piernas hacia su departamento. Veo un camino de sangre, mucha sangre. Sé que no me queda tiempo. Abre la puerta y alcanzo a ver a los otros dos tipos.
Ya no los escucho pero ahora sé porqué gritaban.

mejor no hablar de ciertas cosas.

viernes

seguir los pasos perdidos a través de un portal invisible me lleva a entender que cortázar no fue el que me trajo hasta acá. sus palabras en la giralda, el análisis de los autores que nos gustan, y sus reflexiones sobre el tío son tan punzantes como los ojos del pobre viejo que, a pesar de todo, no va a olvidar quién es.
mi gesto podrá ser adusto al pensar todo esto. pero se merece mi homenaje el entendimiento del dolor a través de las palabras que salivan lágrimas cuando habla de ciertas cosas.

ella me trae casi tanto como me lleva. no deja vaivén sin explorar cuando lo que dice me lo dice a los ojos. con sus ojos vivos. es todo cuando la extraño en los viajes en subte que tengo que hacer solo para poder traer el pan a la mesa. y soñar que vamos a poder tener la que llamar 'nuestra'.

hoy voy a verla una vez más. como casi todas las noches. pero no siempre estas noches terminan bien... a veces el zaguán es la peor frontera. y, aunque sé que no estoy diciendo mucho (o lo suficiente), sé que ella me va a entender. sobre todo porque la nombro casi tanto como en mi dormir.

no fue cortázar que el me trajo hasta acá. hoy no estoy vomitando conejitos.

(el regreso de mao)

te lo dice él.

domingo

Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente vive feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho mas que dos.

te quiero - m.b. 
(1920 - 2009)

Figurita repetida.

sábado

La postal en sí es una cagada… El elefante amarillo que supo ser un cine y hoy mata su destino en un popurrí.com, acompañado de dos carnicerías a los wines y un kía que vende los colchones más caros de todo el oeste. El tono va de pálido a un color que me acordaba cómo se llamaba, pero que hoy es una laguna en mi meoria. Pero siempre dentro del mismo amarillo. Llega más o menos hasta mitad de cuadra y en lo que su esplendor tuvo, supo albergar tres salas de proyección, una en cada piso (hoy depósitos de ratas), y la marquesina de los grandes títulos hoy es cuchita para las palomas que buscan safarle a las gotas gigantes.
El árbol de enfrente que parece un nido de chalas listas a ser fumadas (ya hablé de él alguna vez), y el compendio de propiedades horizontales que se abren camino hasta la otra calle completan parte de los cien metros de pasillos donde a veces uno puede chusmear las boludeces de los vecinos que no conoce, ni va a conocer.
A mis pies, una ventana que reemplaza a una pared tapiada a la mitad de su verticalidad con un piso que sobresale como un balcón que no es, ni fue, ni será. Sino que sirve como… bueno, no sé bien para qué sirve. Pero todos en el edificio aportamos a dejarle alguna porquería (yo, un viejo aire acondicionado de unos ochenta kilos). Su piso es verde, agrietado, y lleno de ese material que tienen las terrazas de mediados de los setenta.

Más lejos, más árboles. En este barrio son así. Te copan la parada incluso cuando no querés. Están hace más tiempo, así que tienen su derecho. Igual dejan asomar algunas luces rojas, balizas, que avisan que el paraíso está más arriba, pasando las nubes.


Sentado en mi cuarto, un nene de cinco años, tira de la botamanga de mi pantalón y mientras mira la tormenta me dice que le gusta cuando el cielo le saca fotos a la tierra.

Hablame con los ojos.

Dice que le pintaba como una de esas jornadas completamente improductivas. Que ni sus manos arrugadas por el cansancio mental iban a permitirle pasarla aunque sea un poco mejor, escondido en pequeños instantes de diversión jugando a poner incómodo a quienes lo rodean.

Sabe que se ríe de sí mismo cuando piensa en tercera persona, ensayando palabras futuras. Y sabe que llorar da sueño.

El dolor aun le huele a montaña… Toda esa pura piedra raspada por los años. Engrutada. Donde miró el primer cielo de siete colores (en un par de ojos ajenos). Y donde tuvo el primer deseo espiral-hacia-fuera (en los mismos ojos ajenos).

Ahora habla de empezar a hablar menos. Mira cómo mirarse mejor. Escucha cómo lo oyen cantar en voz baja La canción de la lluvia.

Interludio

Le puso un broche al músculo para que no se le deshaga en las manos cuando escuchó que los dedos se cruzaban buscando por suerte donde tenía que haber seguridad. Buscó en el cielo qué imaginaba ella en la estrella que la cegó cuando le escapó a sus ojos con una sonrisa comida por sus labios. Para ella fue como un deseo tirado al tuntún. Para él… un rayo en el pecho que lo abrió al medio. Todo en un silencio.

Hablar esperando respuestas preprogramadas por el propio cerebro no es un síntoma de estar muy cuerdo. Sobre todo si se las espera de boca ajena.

Conocía su camino fuera. Era estrecho y seguía iluminado por el brillo de sus ojos que contenían el llanto a la distancia de un teléfono. No había sido un buen día. Y el horizonte no mejoraba sus expectativas cuando trató de sentarse en el cordón de la vereda a imaginar un par de boludeces. Pero sí entendió que cuando suenan dos violines que los tocan dos mulitas, es que suena Pappo’s Blues.

Male ego.

martes

Inmediatamente me levanté y fui al baño. Meé de parado, como un hombre… - Cada vez que me siento un nene trato de hacer algo que me recuerde la edad que tengo.- Miré de perfil en la mampara y ví que el pelo atado no me queda bien, y menos usar cinturón en un pantalón que de todas formas va a caerse. Entendí que pensar en voz alta era síntoma de vulnerabilidad, sacudí, guardé y volví a mi asiento.

Había una cerveza de hacía unos días en el piso. Y fue lo peor que me metí en la boca. Pero vino bien con el momento. Un sorbo no bastó, así que al tercero traté de liquidar la cuestión, como quien busca que su tiro sea el de gracia.

Fui dejando huellas blancas talle 45½ a lo largo de la alfombra roja, que terminaron haciendo una figura casi psicodélica parecida a un círculo (después me dirían que eso era un ‘mandala’).

Había escuchado que la tierra se rompía un poco. Y aunque la tormenta acompañaba con su show de luces, nada tenía que ver con el ruido de mi cabeza. Lo mío era terror. Con una sensación en el estómago parecida a la arcada, pero cargada de miedo-grueso-calibre. No entendía cómo llevar adelante las cosas si no era con colmos de intensidad, y un vértigo parecido al apuro porque no pase el tiempo. Porque si se paran los relojes es que la maqunaria no anda más. El paso de las horas es parte del curso normal del universo.

‘Algo aplasta mi cráneo. Algo que apenas puedo describir. No hay amor en la vida moderna.’

Escucho esa frase y salgo a la ventana gritando que me cago en lo que Morrisey piense del amor y los antibióticos. La lluvia sigue cayendo y un par de extraños miran para arriba desde la vereda de enfrente viéndome trepar al cuadro de la persiana y sentarme de perfil a ellos, aún con la botella en la mano. Hacen un gesto, y siguen su camino. Me quedo mirándolos irse y bajo hasta el no-balcón de la galería, en patas, sin remera y mojándome. El imán me tira, y reacciono antes de caer... Cuando los atropella el 86.

Un triple en el bocho.

lunes

Antes de la mitad de la noche se alteró la realidad. Algo succionó el ruido de su aire y lo despertó como de un tirón. Ya no había más oscuridad. El sol había cambiado su rostro por uno mejor.

El fotograma lo empujaba saliendo de un zaguán. Con la frente transpirada, pero limpia. Era época de tarareos porque no dejaba que se le escapen las melodías del cerebro.
Salía de El Rancho con media luz, camino a la diagonal. De ahí al cronopio de la pared que siempre le roba las miradas y donde se queda estudiando cada parte del stencil… ‘so I’m packing my bags for the misty mountains’… Es en todo lo que podía pensar cuando miraba al horizonte artificial entre las luces altas que vienen de frente. Imitaba todos los instrumentos en el aire y sus poses correspondientes. Parecía feliz.

El bondi agarró un pozo y le pegó la cabeza contra la ventanilla. Se había despertado.

Como ayer otra vez.

sábado

Caminó un largo rato por las cuchillas que decoran el camino de la ruta que va hacia el norte. Cansado de cargar con tanto peso en la espalda buscó un arbol que le regale sombra y se acostó tapándose los ojos con la remera que ya no llevaba puesta. Y pensó… Todo parecía una mentira enorme. Los recuerdos lo engañaban a cada centíemtro que avanzaba buscando una explicación a las cosas que habían pasado.

Con los ojos cerrados miraba el anillo de su mano izquierda y lo sentía resplandecer en el plateado de su luz. Con los labios tan mordidos que ya tiraban olor a muerte sintió el gusto de una saliva ajena que hacía años no probaba. Con las piernas estiradas pero cruzadas, continuaba por un viaje donde todo salía como quería, pero no como podía.
Despierto. Porque el ruido de su cabeza era más fuerte que el silencio. Envuelto. Porque las imágenes en plena oscuridad parecen comenzar un incendio.

Pensó en la vergüenza, en el azar, y en las primeras impresiones.
Pensó en Dax Riggs, y en cuánta razón tenía diciendo ‘we only sing for bood or love’. Y tarareando su canción terminó de despertarse levantándose anocheciendo. Volvió a la banquina sin buscar mirar atrás esperando que lo levanten. Cuando terminó de cantar, un auto paró delante suyo.