En un posludio.

domingo

A veces las palabras mismas te desconcentran. Te desorientan. Pareciera que de una buena canción quisieras hacer tuyas esas letras que no tienen más que un cacho de música.
A veces las mismas palabras te tiran todo al diablo y se cagan en lo que vos estabas intentando decir. Se fue y no vuelve más.

El folk se hace rock y de pronto Art Garfunkel pela una viola simil-Page y los conceptos desaparecieron en un pase.
A veces palabras mismas te hacen telegrama. Te fuiste de foco. Como decía, se caga el concepto. Y terminás siendo ambivalente, contradictorio, redundante y contraproducente. Adjetivás de más y te sentís un boludo.

Aunque quisiera volver a lo que me trajo hasta acá. Sí, corporicemos esta hoja y hagamos de cuenta que es un bar al que vengo a tomarme un porrón y a fumar algo que termina por no tener efecto:
Hoy leí a alguien que hablaba de su familia. Que hablaba de cómo el tiempo se le iba de las manos y, como siempre digo, se le iba todo al carajo. El tipo escribe en un blog, como lo hago yo (aunque todavía no fue abierto este espacio). - Y wow, aparece Pinchevsky paneando el violín en medio de un tema progre de Sui. Aunque si no es él estoy quedando como un boludo por hacerme el smartass sobre un poco de rock (perdón, pero tenía que comentarlo).- y bueno, en fin, este chabón termina queriendo ser inspirador, un tipo brainstorming. Y ya que estamos con este nuevo slang que surge entre los cybernautas del siglo XXI, digo que... Ya no me acuerdo qué iba a decir.

A veces las palabras mismas te desconcentran. Te desorientan. Ah! pero eso ya lo dije antes.