Radio crimen

martes

Veamos si podemos reconstruir la escena del crimen. Sabemos que se llevó el ideal y nos dejó la parca.
Las uñas estaban recién comidas y muy cuidadosamente limadas. Se vio tan rodeado de todas ésas herramientas que podían llevarlo hasta Bienestar, pero se asustó. Quizo hacer como siempre todo al revés o, al menos, mal. No chequeó ninguna fuente, pero se armó varias teorías en su cabeza... Obvio que ninguna funcionaba ni tenía sustento argumentativo. Eran fábulas perdidas por aquel objeto robado (entre otros tantos).

Seguramente creyó que la única forma de empezar a cambiar era de afuera para adentro. Porque si no organizaba su mundo externo-interior no había forma de (ñack!) cazar a su presa. Sólo así, teniendo a su amigo de concepto hindú a raya, podría... podría... eso.

Y aunque debería pensarlo mejor siempre, sabe que con sus juegos de pavadas aviva-giles complica su propia existencia y genera opiniones infundadas en autobochornos. Pone a prueba la imbecilidad de los demás, asumiendo con desdén las altas posibilidades de exponer la suya (el tic pasó al tac).

La hilación se pierde cuando entró a la ducha y dejó todo abierto, pero con luces apagadas. Y se le dio por mirar la baba de los péndulos al fondo del pasillo... Esperemos que al volver, todo esté en su (ligar) lugar.

Ya volverá el jijí-funk.