Error de imprenta.

jueves

Siempre hay que leer la letra chica. A veces con más atención que la grande... No estoy diciendo nada nuevo, pero tampoco tenía ganas de brindarte una novedad. Si no festejamos nada, no hay motivo de brindis.

Hoy Caruzo vino triste. Sabe que no hay nada para hacer más que la mismísima resingnación de la que los perdedores tanto alarde hacen. Y no entiendo cómo carajo pueden sentirse orgullosos. Es algo que apesta por donde se lo huela, no hay otra... Pero habrá que acostumbrarse a que los años mozos sigan pasando de lado sin tomarnos el pedido y dejándonos en la mesa la sopa fría y sin cuchara. Pareciera que no hay otra.

A pesar de esto, no se podría especificar si el día fue malo o bueno. Tuvo sus momentos. Una de esas jornadas que te paralizan la neurona del sentido común y, mientras pensás que hacés el bien, te estás mandando una cagada. ¡Es genial!

Al final no se sabe nunca para qué lado disparar (sí, seguimos con la merolata de otros días porque todavía no se resuelve nada, ´tamo? no proteste)... Sí sabemos que hay un destino con olor a jamón gallego, o catalán, o celofán, lo que mierda sea... La vaina se va y hasta dentro de un tiempo ni noticias. Me quiero matar un poco, pero ni en pedo gastamos el esfuerzo del dedo "jalando" (qué buena palabra) el gatillo.